Ordos: la ciudad futurista que nadie quiso habitar

Ordos, en China, fue diseñada como una ciudad modelo del futuro: calles amplias, arquitectura moderna y miles de viviendas nuevas. Pero nunca se llenó. A pesar de la inversión millonaria, hoy es conocida como “la ciudad fantasma más cara del mundo”. Un ejemplo de urbanismo sin personas ni propósito real.

Imagina una ciudad recién construida, con avenidas perfectas, edificios nuevos, esculturas monumentales y viviendas de lujo. Todo está listo para recibir a miles de personas… pero no hay nadie. Calles vacías, silencio absoluto. Eso es Ordos, en la región de Mongolia Interior, China. Un proyecto urbano ambicioso que se quedó sin habitantes.

Lo más inquietante es que la ciudad funciona. Tiene luz, agua, internet. Hay edificios culturales, plazas, hasta un museo impresionante. Pero si caminas por sus calles, no verás más que soledad. ¿Cómo se llega a construir una ciudad que nadie quiere usar? Te lo cuento.

A mediados de los 2000, el gobierno local de Ordos apostó por construir una ciudad modelo que mostrara el poder del auge económico chino. Se invirtieron miles de millones de yuanes para levantar Ordos Kangbashi, una nueva área urbana diseñada para albergar a más de un millón de personas.

La idea era sencilla: tener lista la infraestructura antes de que llegaran los habitantes. Centros financieros, edificios de lujo, monumentos gigantescos, espacios públicos impecables. El plan era tan ambicioso que muchos lo comparaban con Dubái o Abu Dabi. Pero había un pequeño detalle: nadie se mudó.

Aunque la ciudad tenía todo… no tenía nada que la hiciera habitable. Los precios de las viviendas eran prohibitivos para los residentes locales. Las oportunidades de empleo eran mínimas. Y lo más importante: no había una necesidad real de expansión. La población cercana ya vivía en zonas funcionales. Ordos era una solución sin problema.

Además, los primeros departamentos fueron comprados por inversionistas como activos, no como hogares. Es decir, las propiedades estaban vendidas… pero vacías. Una ciudad llena de departamentos sin dueños presentes. Una fachada de éxito económico, pero sin vida cotidiana.

Con el tiempo, Ordos se volvió famosa por lo que no tenía: gente. Medios internacionales la empezaron a llamar “la ciudad fantasma más cara del mundo”. Algunos la exploraban como una atracción turística surrealista. Otros, como ejemplo de cómo el crecimiento sin planificación social puede resultar en un gran elefante blanco urbano.

Aunque se han hecho esfuerzos por poblarla (subsidios, reubicaciones, ferias de vivienda), gran parte de la ciudad sigue subutilizada. Algunos distritos tienen una ligera actividad, pero el centro de Kangbashi sigue con edificios vacíos y plazas silenciosas. Es un escenario donde parece que todo está a punto de empezar… pero nunca pasa nada.

Ordos demuestra que una ciudad no se define por su arquitectura ni por su infraestructura, sino por su gente. Se puede construir el cascarón más espectacular del mundo, pero sin comunidades, empleo y sentido de pertenencia, solo queda un bello decorado sin función. Ordos no es un fracaso técnico, es un vacío humano.